Huejotzingo
Para comenzar con nuestro recorrido por la tradición
Franciscana en el estado de Puebla, tomaremos como punto de partida uno de los
monumentos más importantes de la iconografía religiosa de la región: Huejotzingo. Huejotzingo es un municipio del estado de Puebla, localizado
cerca de la falda de la sierra Nevada. Tiene una superficie de
188.80 kilómetros cuadrados que lo ubica en el lugar 67 con respecto a los
demás municipios del estado.
Su nombre significa en náhuatl Pequeño
sauzalito o Sauces pequeños.
En este poblado se encuentra como un gigante de roca el ex
convento franciscano de San Miguel de Arcángel.
El ex convento de San Miguel Arcángel, tiene una
arquitectura de tipo colonial con subtipo plateresco, es uno de los cuatro
primeros establecimientos franciscanos que se dedicaron en la Nueva España. En
este templo se venera a San Miguel, patrono de Huejotzingo.
Se empezó a construir en 1526 y se terminó en 1570 por fray
Juan de Alameda. Su estilo es plateresco, la dimensión del atrio es de 14,400
metros cuadrados; con planta rectangular de aproximadamente 60 metros lineales
de longitud. Se describe que el patio es de grandes dimensiones, al centro hay
una cruz de piedra y en sus cuatro ángulos se encuentran sus famosas capillas
posas. La entrada tiene altas columnas clásicas, cuyos capiteles soportan una
delgada cornisa para formar un alfiz. Está decorado por el clásico cordón
franciscano y siete anagramas en griego y latín; el interior es una sola nave.
En los interiores queda una muestra de pintura mural al fresco, destacando el
mural fresco de los encapuchados. La entrada al convento es por la portería
anexa en el costado sur de la fachada principal del templo; presenta dos
amplios arcos soportados al centro por una monumental columna, en el interior
conserva íntegramente todas sus dependencias.
Tiene
una arquitectura de tipo colonial. Su construcción se realizó en 1598 y 1600.
Según se dice, la obra se favoreció en este lugar gracias a un pozo, que en la
actualidad se encuentra en el interior. Su fachada principal presenta sallaría
de cantera, en la que sobresale la portada con el vano de entrada y la ventana
coral enmarcados por pilastras cornisas. Se aprecian además áculos, pináculos,
roleos y un frontón recto y como remate un pedestal con la escultura de San
Diego. El campanario contiene vanos arcados, pilastras y cupulin con
linternilla. El interior tiene planta de cruz latina, cuya cubierta alterna la
bóveda de lunetos, la de pañuelo y cúpula sobre pechinas. Destacan sus retablos
barrocos estofados en oro; en sus variantes barroco y churrigueresco; además
grandes lienzos al óleo con temas religiosos, de los que sobresale el que
representa el milagro de San Diego, que por tradición se cuenta que salvo a un
niño que cayó al pozo antes mencionado. La sacristía es interesante por su
techumbre artesanal.
Al interior del templo se encuentran todavía algunos rastros
de pinturas murales, aunque es una desgracia porque la mayor parte de ellas se
han perdido, sobre todo después de la guerra cristera.
Lo curioso del lugar, es sus características acústicas,
similares a las que existen en la pirámide de Cholula (de hecho su forma tiene
ese propósito), que permiten oír perfectamente lo que se dice desde el púlpito
sin necesidad de micrófono alguno.
La entrada al convento se encuentra a un costado de la
fachada principal, el convento en su interior, se encuentra casi integro, vale
la pena visitarlo para conocer las celdas de los monjes (aunque algunas dan
verdaderamente escalofríos), el comedor y la cocina.
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